
El Entrenador Personal
Cada vez que surgen dudas sobre qué es entrenar, el papel del entrenador o cómo se desarrolla su labor, se abre una puerta a un mundo de opciones y debate que puede resultar confuso o ajeno. El remolino de información que aparece al resolver esas preguntas puede afectar incluso a los veteranos del sector, no dudemos de eso. La velocidad a la que cambian los paradigmas en los que los entrenadores fundamentan su criterio puede llegar a atropellar al profesional que esté algo despistado en su micromundo, y ahí reside uno de los retos del interesado en el sector del fitness: mantenerse a flote en un océano de datos, versiones, actualizaciones, revisiones y experimentación, envuelto todo ello, por capas de maquillaje convincente pero no necesariamente útil ni realista.
La solución a preguntas de este tipo nos dirige sin remedio a otras más complejas que tratan de acotar el camino que pueda llevarnos a alguna conclusión. Esto nos enseña otro reto para los miembros de la comunidad del fitness: filtrar y construir el andamiaje que los potenciales usuarios necesitan en sus objetivos. Cuando un profesional se responsabiliza de ayudar a alguien en la consecución de sus anhelos, sean del tipo que sean, asume para sí mismo un peso que no todo el mundo puede llevar. Se trata de aceptar sus miedos y esperanzas, buscar cambios y reorientaciones, apoyar y empujar cuando todo se pone cuesta arriba.
Con todo esto, si tuviéramos que definir el trabajo de entrenador, nos damos cuenta que aún quedaría destapar un tercer reto para poder empezar a hablar: cómo capitalizar una responsabilidad tan grande sin desfallecer en el intento. En este punto, aparecen en escena las cualidades más personales del entrenador, todas esas virtudes inseparables del aprendizaje y la formación acumulada con el tiempo. No sería justo decir qué sí o qué no tiene el modelo de entrenador “perfecto”, pues cada uno es un mundo en sí mismo creado en sus propias condiciones, así que dejo esa tarea a los interesados que quieran ir más allá. Lo que sí acaba siendo indiscutible tras esta reflexión es que la idea de entrenar o ser entrenador se sale de la aparente sencillez de la prescripción de ejercicios que se puede observar desde fuera, todo ello en favor de un enfoque inevitablemente polifacético, muy arduo pero apasionante, que nos exprime pero a la vez nos enorgullece.

DR. CARLOS ECHEVERRÍA JIMÉNEZ
Doctor en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad de Murcia (UMU). Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Preparador Físico de diversos equipos deportivos, destacando equipos de Voleibol. Entrenador Personal. Miembro de Barbell University™. Co-director del Máster en Entrenamiento de Fuerza de la Universidad de Murcia (UMU). Docente en Entrenamiento Funcional en Centros de Formación de Monitores de Salas. Docente en el Máster de Alto Rendimiento en Deportes Cíclicos en materia de Entrenamiento Funcional y Movimientos Olímpicos.